El objetivo es combatir el sedentarismo y malos hábitos alimenticios, así como detectar a tiempo alguno de los padecimiento crónico-degenerativo.
El ser una persona saludable no sólo implica bajar de peso sino incluir todo lo que tiene que ver con sentirse mejor para gozar de buena salud física y mental, informó la doctora Lisset Romero Gaytán, supervisora de Primer Nivel de Atención del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala.
El actual estilo de vida, poco saludable, que comprende malos hábitos como el sedentarismo, mala alimentación (consumo de productos ultra procesados), las prisas, exposición a contaminantes, tabaquismo, así como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol, drogas), ha llevado a incrementar numerosas enfermedades no transmisibles como obesidad, diabetes, hipertensión, estrés, cáncer, problemas del corazón y enfermedades respiratorias.
Por ello, dijo, es imperativo adoptar estilos de vida saludable, y cambiar los malos hábitos alimenticios, realizar actividad física diaria, dormir lo suficiente, mantener relaciones personales sanas, procurar la salud mental, evitar el consumo de alcohol y sustancias tóxicas, así como acudir de forma periódica a revisar el estado general de salud con un chequeo completo en los módulos PrevenIMSS.
“Cuando acudes a tu Unidad de Medicina Familiar (UMF), el médico especialista en Medicina Familiar tiene la oportunidad de otorgar un plan de tratamiento individual y además, con el apoyo de un equipo multidisciplinario se aplican estrategias para la promoción de la salud, que incluye detección y prevención de enfermedades para contar con un diagnóstico oportuno y mantener un control de salud mediante el programa PrevenIMSS”, subrayó la especialista.
Para el buen funcionamiento del cuerpo, se debe adoptar la guía del Plato del Bien Comer e incluir los tres grupos de alimentos en los diferentes tiempos de comida, dividiendo en tercios; el primero contendrá verduras y frutas, que proporcionan vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, otro con cereales, que son la principal fuente de energía. Y el último con leguminosas y alimentos de origen animal, que ofrecen proteínas.
En cuanto a la actividad física, para mejorar las funciones cardiorrespiratorias, musculares, de salud ósea y reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles y depresión, se recomienda que los adultos dediquen como mínimo 150 minutos semanales (de 30 a 60 minutos, 5 veces por semana) a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada.
“Aunque a muchas personas no les guste hacer ejercicio, se puede empatar con acciones diarias o familiares, al implementar actividad física como caminar y pasear a pie o en bicicleta, ya que tiene grandes ventajas para la salud, mejora la circulación, ayuda a bajar de peso, evita los coágulos en la sangre y previene enfermedades del corazón”, enfatizó Romero Gaytán.
También recomendó que si una persona requiere bajar de peso debe acudir a consulta de nutrición para el cálculo de calorías y un plan de alimentación personalizado, a la vez que llamó a evitar las dietas “milagro” que pueden traer consecuencias nocivas a la salud.